jueves, 21 de agosto de 2008

Ah, l'amour, l'amour


Nuestras reporteras destacadas en el Cantábrico, las hermanas Lola y Encarni V., sorprendieron al gran Woody Allen paseando por las calles de Oviedo con un ejemplar de Los 400 golpes. Cuando lo abordaron para hacerle unas preguntas sobre el libro se disculpó diciendo que había perdido las gafas de cerca y no podía leer. Allen iba bastante ensimismado, tal vez imaginando alguna aventura con su idolatrada Scarlett que, a este paso, acabará por arruinarle la carrera. Querido W: Deje a la rubia y concéntrese en la lectura.

martes, 19 de agosto de 2008


En este hermoso documento enviado desde La Rioja, José Luis Díaz aparece retratado en la puerta de entrada de un museo, cuyo cartel tiene tres palabras que consideramos importantes: museo, cultura y vino. ¿Cual de las tres prendió en el corazón del viajero? Atendamos a sus palabras para encontrar la solución al enigma: «Ahí estuvieron Los 400 golpes más los golpes que me di con las barricas después de catar todos los vinos de la bodega». Y para finalizar sus comentarios, nos obsequia con un dicho de su abuela: «Ya pagará el inglés el vino que se bebió». Ahí queda eso.

lunes, 18 de agosto de 2008



¿Todavía lo duda alguien? Envidio a mi libro, que se está pegando la gran vida durante el verano. Y yo aquí, de sufridor comentarista. Hubiera preferido que él me escribiera a mí y dedicarme a hacer kilómetros. Vean, vean las caritas de felicidad de los boxeadores de la portada. No es para menos si te llevan a las islas griegas y te bañan en las playas de Corfú. Que quede claro que los hermanos Durrell habían salido pero Julia, Víctor, Dani y Claudia dejaron recado: si vuelven, que se retraten con el libro. 
Gracias. 

Moritorum



Suenan las fanfarrias. El vulgo aplaude. Los senadores y el César agitan sus joyas. En la arena dos poderosos guerreros golpeándose una y otra vez. Hasta cuatrocientos golpes se propinan. Estrellas por doquier.

La-pers-pec-ti-va



¡Seguidores del Blog! Llega uno de los grandes momentos de esta historia viajera. Haciendo un esfuerzo sublime y escalando varios metros por una elevada pared de inmensos ladrillos, Julia Valero ha sido la artífice de que dos federicos estén frente a frente en la Via Veneto de Roma: Federico Fuertes y el más grande, el maravilloso, el divino, el colosal Federico Fellini. Ils sont fous ces romaines, desde luego, pero aquí está la placa que conmemora al peor de todos. 

miércoles, 13 de agosto de 2008

En la imagen se puede observar un grupo de personas que, al igual que Juan Corrales, viajaron a China con espíritu olímpico. A última hora ni siquiera se quitaron los chaquetones y decidieron que el turismo es una disciplina científica superior al deporte. Se trata de los escritores Rosa Montero e Hipólito Navarro y el crítico literario Pozuelo Yvancos. En el rostro de nuestro querido Poli se puede ver la frustración que siente por no haber podido llevar Los 400 golpes a su periplo oriental. No obstante, nos ha prometido que lo incluirá en su equipaje cuando visite Nueva York allá por el mes de septiembre. ¿Conseguirá una fotografía de Obama con el libro? ¿O de Woody Allen? ¿O de Marilyn Monroe? ¡A por ellos y, sobre todo, a por ella!
ITALIA, GRECIA, INDIA, ANDORRA, BOLONIA... 
Estos son algunos de los lugares por los que viaja Los 400 golpes durante el tórrido agosto. ¿Todavía no lo han incluido en la maleta? Pues no esperen más. En el lugar que antaño ocupaban las bebidas isotónicas, los jabones líquidos, las navajas y demás sustancias, hogaño prohibidas, quedará un huequito para el libro. 
Y no olvide leerlo y enviar sus comentarios. De momento, los críticos pueden optar por una de estas cuatro categorías: 
a. Me gusta más el prólogo que el contenido en sí. 
b. Me gusta más el contenido que el prólogo. 
c. Me gustan ambas cosas por igual.
d. Me disgustan ambas por igual.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Golpe en la gran China





Juan Corrales, amigo linense cuyo cincuenta por ciento aparece en la primera fotografía de la serie con el libro bajo el brazo, se ha marchado este verano a disputar las olimpiadas a la lejana China. Una vez allí parece que el arroz tres delicias le gustó más que los saltos con pértiga y se dedicó al vagabundeo y la pertinaz observación del género humano oriental. No se olvidó, desde luego, de incluir en su mochila los útiles necesarios para tamaño viaje: diccionario, cepillo de dientes, mudas limpias y Los 400 golpes. Así que, sin comerlo ni beberlo, se ofrecen hoy las primeras imágenes del libro fuera del continente europeo. 
Por su interés, reproducimos las palabras de JC desde el imperio del sol naciente: «Los golpes fueron declamados ante, las más de las veces, patéticas caras de espectadores finlandeses, japoneses, chinos... en los diferentes escenarios fotografiados, desde Helsinki hasta Chonquing pasando por Pekín o en la intimidad de la habitación 2209 del Hotel Hilton de Chongging».
Dan ganas de llorar de la emoción. Mi querido libro, tan pequeño y ya viajando por esos lejanos países llenos de chinos y con esas letras tan dificilísimas.