jueves, 21 de agosto de 2008

Ah, l'amour, l'amour


Nuestras reporteras destacadas en el Cantábrico, las hermanas Lola y Encarni V., sorprendieron al gran Woody Allen paseando por las calles de Oviedo con un ejemplar de Los 400 golpes. Cuando lo abordaron para hacerle unas preguntas sobre el libro se disculpó diciendo que había perdido las gafas de cerca y no podía leer. Allen iba bastante ensimismado, tal vez imaginando alguna aventura con su idolatrada Scarlett que, a este paso, acabará por arruinarle la carrera. Querido W: Deje a la rubia y concéntrese en la lectura.

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