Para no ser menos que sus lectores, el autor de Los 400 golpes tuvo que marcharse de viaje y pasar unos días bajo el sol y el viento de la playa de Bolonia, en Tarifa. Aquello sí que son golpes de viento y no estos inocentes relatitos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario