Los 400 golpes pasa unos días en la muy noble, muy heroica, muy valiente, muy propicia a encallamientos y muy divertida ciudad de Algeciras. Su ocupación principal es descansar, pensando en los viajes que tiene que emprender después del fin de semana (en los que puede haber impresionantes sorpresas). De la mano de su autor ha visitado las calles más tradicionales de la ciudad y se ha topado con unas curiosas pintadas que dicen, pues eso: Los 400 golpes.
El autor ha hecho unas fotografías de estas pintadas y quiere jurar ante los libros sagrados de la literatura (ya saben: Nabokov, Highsmith, Turguéniev, Sagan) que él no tiene nada que ver. Bastante trabajo le da el hacer de reportero de las andanzas de su libro como para ir dejando también su huella en las paredes de la ciudad.
Por cierto, el personaje que sostiene el libro es el dedicatario del mismo, un jovenzuelo llamado Pedro Fuertes.
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