lunes, 3 de noviembre de 2008

Llegamos a la Roca



Es muy divertido ser Gibraltar. Se pone de portero en la Bahía de Algeciras y de vez en cuando llega un temporal y le tira un penalty. A veces lo para y el petrolero (perdón, el balón) se queda al borde de la portería. No ha sido gol. Otras veces se estira pero no consigue evitar el tanto y el balón (perdón, el petrolero) queda encallado durante unos días en las mallas de la bahía. Y entonces la gente del lugar, el público, se dedica a pasar el domingo en las inmediaciones del barco hablando a voces con la tripulación, preguntándole si necesitan algo o discutiendo asuntos de alta trascendencia conceptual: el barco ¿es de madera o de hierro? 
Una pareja de intrépidos reporteros ha ido a entrevistar a Peter Caruana, que rehusó amablemente fotografiarse con el niño. Bueno, pues ya que no quiere salir en la foto, echemos mano de otro famoso. En el interior del libro encuentran un nombre propio, el del gran Houellebech, un señor que lo pasaría en grande en esta zona del mundo, con sus colas, su contrabando, sus vertidos y sus monos. Anímese, Michel, venga a pasar unos días y le echamos una fotico con el libro. Y usted también, Caruana. No sea tímido.

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