jueves, 12 de marzo de 2009
Y en las islas afortunadas
Lanzarote posee una de esas fantásticas combinaciones de colores que provocan el asombro de los visitantes: azul de mar, negro de tierra volcánica y amarillo de desierto. Un espectáculo del que disfrutó, vaya si lo hizo, mi pequeño libro. Lo mejor fue el viaje en barco hasta un lugar que le apetecía mucho conocer: la isla de La Graciosa. Un nombre especial, lo mismo que Jauja. Por cierto: ¿piensa alguien llevárselo hasta este pueblito cordobés o tendré que ir personalmente?
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