Fernando J. ha estado en su Zaragoza querida y nos asegura que ha pasado horas y horas buscando el mejor emplazamiento para fotografiar el libro. Es lo malo que tiene este proyecto: la adicción que provoca. Después de interminables paseos por una ciudad nueva y grande, se decidió por la opción más clásica: el templo de la pilarica. Allí hay un rincón en el que están clavadas dos bombas que la aviación republicana lanzó pero que no llegaron a estallar por la mediación de la virgen. Y Los 400 golpes como siempre, en el centro, buscando protagonismo.
lunes, 22 de septiembre de 2008
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