Yosemite, Yosemite. ¿Dónde coño está Yosemite? A mí me suena a árboles muy grandes, a refugios de montaña, a gargantas profundas (ejem), a monitores rescatando a despistados excursionistas, a tres millones de turistas al año (y un libro) y al oso Yogui (aunque viva en un parque de la competencia).
Pues allí, al fondo del planeta, finalizó mi pequeño El Periplo Norteamericano. Muchas cascadas y demasiado aire puro para unos pulmones tan infantiles. Los 400 golpes echarán de menos el Nuevo Mundo pero nada más llegar a casa se embarcará en otra gran excursión europea.
BYE USA BYE.
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