viernes, 6 de noviembre de 2009

El punctum




¿Se acuerdan de ese lugar mágico que toda fotografía lleva en su interior? ¿Ese al que todas las miradas deben dirigirse para poder entender lo que se cuece en aquella olla cuadrada y estática? Es una antigua idea de un tal Roland Barthes, muy efectiva y efectista. Pues bien, hemos llegado al punctum de este blog, al lugar que todos tendrán que mirar si quieren entender por qué el autor de Los 400 golpes ha hecho lo que ha hecho. Hemos llegado a uno de los lugares más importantes de la historia de la literatura y aquí está mi pequeño para contarlo. Estamos en Badenweiler, pequeño pueblo-balneario en el que vivió sus últimos días el grande entre los grandes Anton Paulovich Chéjov. Y aquí está el balcón de la habitación de hotel en el que el gran Carver describió su agonía como nadie. El lugar es altamente chejoviano y mi pequeño tuvo que buscar y rebuscar por un espeso parque de montaña hasta dar con el busto del maestro. Aquí está todo, señoras y señores: el momento más importante de esta vuelta al mundo en cuatrocientos golpes.

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