Banderas

Y antes de marcharse de Bruselas, un pequeño posado frente a las banderas que tanto le gustan. Au revoir Bruxeles. Prometemos volver. Como ciudadanos o como políticos.

Pensar y chocolatear

Por favor, por favor, no nos distraigamos de nuestra misión con el redoble de los tambores y el aroma a incienso. Estábamos en Bruselas, la capital del proyecto común y hay más fotografías que mi pequeño quiere enseñar. Helas aquí. Dos tomas que resumen muy bien su modus vivendi: reflexivo y goloso. Lo que por un lado entra por el otro sale. Si uno se alimenta de buen buen chocolate, dice un viejo refrán que él mismo inventó, sus pensamientos nunca pueden ser amargos y patéticos. Y un segundo refrán suyo dice: en boca cerrada no entran moscas, pero tampoco chocolate. 

En fin: la catedral de Saint Michele y el chocolate europeo. 

Ya están aquí

pom poropom pom popom 

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Bruselenses

En esta secuencia Sandra Balbín, Sara y Marta y nos enseñan la diferencia entre el singular y el plural. Singular: referido a un objeto. Plural: a varios. Un ejemplo: banco: lugar donde una señorita se sienta a leer un libro; bancos: donde unos señorones se sientan a discutir el cambio climático y la crisis. Para completar la escena tenemos a mi pequeño, demostrando que existen dos modalidades de lectura: la normal y la invertida. 

Todo ello sucedió en Bruselas, dentro (interior de un lugar) y fuera (exterior de un lugar) del Parlamento Europeo. 

Y con esto acaba Barrio Sésamo por hoy. Adiós amiguitos. 

P.D. En el texto que acompaña las fotografías se puede leer lo siguiente: «La que está en la hamaca tumbada es Marta, que leyó a grito pelado Dos formas de entender la rutina, ante la mirada atónita de los bruselenses». 

Me encanta la palabra bruselenses, sea real (referido a la realidad) o no (partícula negativa).

Pop Star

Si en Madrid no hay playa, imaginen en Europa del Norte. Ni playa, ni mojitos, ni calor. Así que otra vez a rastrear el fondo de armario en busca de los chubasqueros. Y avión a Bonn. Qué bien suena. Allí Pepe Díaz y Ana Díaz se encontraron con alguien que había perdido la cabeza en mitad de la calle. Para perderlas ellos también, mi pequeño invitó a unas cervecitas alemanas en vasos de 1/2 litro.

Y puedo jurar que no sé manejar el Photoshop como para escribir ese cartelito blanco detrás de Ana. 

Los culos

Ya volvemos de Cuba. Mi pequeño regresa hasta la vieja Europa, cargado de espíritu caribeño (y de mojitos, por qué no decirlo). Ha visto una película hace unos días y está de acuerdo con una de sus frases: aquí tenemos el Mediterráneo, somos la cuna de la civilización, hay buen vino, aceite... Pero nos faltan sus culos caribeños. 

Y es que mi pequeño es muy de traseros.

Libiamo

Pues sí, bebamos. Qué otra cosa podemos hacer con el señor Hemingway. Bebamos whisky hasta caer al suelo y hablemos de literatura. 

Que hable de sus cuentos, de su visión de América cuando era un país que la gente pobre recorría caminando. 

Que hable de carreras de caballos, de cacería y de pesca, de mujeres. 

Que cuente sus historias de Cuba y de África y de París. Mi pequeño también tiene ya su currículum viajero para hablar de tú a tú al gigante americano.

Más de libros

Y estando en otra vitrina mi pequeño coincidió con el señor Hemingway. Si se fijan bien, está justo arriba de los golpeadores. Se hablaron y se cayeron bien. Mr. Ernest invitó a mi libro y a su acompañante femenina a tomar unas copas en su hermosa dacha habanera.

Y allá que se fueron. 

Para la posteridad

Se dice que algo ha hecho historia cuando sucede por primera vez en la ídem. Y vean esta imagen: Che Guevara, Fidel, revolución, comunismo, Nikita, la perrita Laika. Y ahí, en el centro, el Romancero Gitano, de un tal García Lorca. Mi pregunta es: ¿ha habido alguna vez, en este pequeño tenderete de libros, dos libros de sendos autores llamados Federico y provenientes de Andalucía? Seguro que no. Pues, ya está. Hemos hecho historia.  

Y en las islas afortunadas

Lanzarote posee una de esas fantásticas combinaciones de colores que provocan el asombro de los visitantes: azul de mar, negro de tierra volcánica y amarillo de desierto. Un espectáculo del que disfrutó, vaya si lo hizo, mi pequeño libro. Lo mejor fue el viaje en barco hasta un lugar que le apetecía mucho conocer: la isla de La Graciosa. Un nombre especial, lo mismo que Jauja. Por cierto: ¿piensa alguien llevárselo hasta este pueblito cordobés o tendré que ir personalmente?

Nuevas pruebas documentales

  

¿Qué me dicen ahora? ¿Pueden creer que mi pequeño ha estado en Cuba? Ahí, delantito del mismísimo Benicio del Toro y entrando, después de largas jornadas playeras, en la gran Bodeguita del Medio. Unos habanos, unos mojitos, en fin, lo normal para un libro...

La foto con Fidel hubo que posponerla a última hora por problemas de agenda. Pero todo se andará. 

Y las imágenes de Lanzarote, para mañana si Dios y el Che quieren. 

Cisne cuello negro, cisne cuello blanco

En la fotografía de arriba Los 400 golpes disfruta del sol cubano en la playa de Cayo Jutías (Archipiélago de los Colorados).

En la fotografía de abajo Los 400 golpes disfruta del sol canario en la playa de El Golfo (Isla de Lanzarote).

Unos días arena negra, otros arena blanca. Como aquella canción del cisne y su cuello. 

Y ustedes, los descreídos de siempre, me dirán: ¡YA! Un nuevo cuento chino de Federico Fuertes. 

Pues si no me creen, si envidian a mi libro porque puede elegir para bañarse en el mes de marzo cualquier playa del mundo, abran mañana este blog y aportaré nuevas pruebas documentales.

El autor. 

El descanso del guerrero

Los 400 golpes ha disfrutado de paz y sosiego en el Billy Hotel de Algeciras. Ha estado rodeado de gente que habla su idioma, discutiendo sobre literatura y esas cosas que tanto gustan a los libros. En las habitaciones colindantes estaban Cristina Fernández Cubas, Delibes, Chirbes, Cela y un gran y poco conocido Arturo Galván, protagonista estelar de la literatura andaluza durante los últimos años del siglo XX. 

Pero todo lo bueno se acaba y el morro del avión apunta hacia el oeste. Señoras y señores. El comandante y la tripulación les desean un feliz vuelo. 

¿Se acabaron los viajes de Los 400 golpes?, me han preguntado durante estos meses

No, no se han acabado. Sólo hemos tenido una temporada de descanso. Mi pequeño libro estaba agotado de tanto avión, barco, coche, autobús. Así que vino a casa y me pidió unos días de vacaciones. Concedidos, por supuesto. Fuimos a IKEA, le compré unas Billy (repisas blancas con puertas de cristal que para un libro equivalen a un chalet con piscina y yacuzzi) y allí se tumbó a la bartola en su correspondiente lugar alfabético. 

Federico Fuertes comunica que le gusta eso de disculparse y anuncia un nuevo blog cuyo título, si ningún gracioso le roba el nombre, será La disculpa

Federico Fuertes vuelve a disculparse, esta vez por no anunciar debidamente su recién inaugurada página web, cuya dirección es: www.federicofuertes.es

Federico Fuertes se disculpa ante los seguidores del blog por el largo tiempo que ha permanecido sin ofrecer noticias de los viajes de su libro

Hola de nuevo

Después de unos meses de retiro Los 400 golpes vuelven a hacer las maletas para recorrer el mundo. Hay muchas sorpresas en esta segunda parte de su periplo. Países lejanos en los que ha vivido toda clase de aventuras, destinos más cercanos y una aspiración que está cada vez más cerca de cumplirse: que mi libro visite los cinco continentes. 

De la luna ya hablaremos.